La historia del arte a veces juega a las escondidas con ciertos nombres, guardándolos en el más completo olvido. Jean Degottex es uno de esos artistas que merecerían ocupar las primeras líneas de cualquier conversación sobre abstracción, pero por caprichos del destino y la crítica ha permanecido en una penumbra e invisibilidad injusta, casi cruel. Nacido en Sathonay-Camp en 1918, Degottex llegó a París siendo apenas un adolescente, en 1933. Un joven de provincias aterrizaba en la capital del arte mundial cuando las vanguardias ni siquiera sabían que lo eran. Entre una cosa y otra no empezó a pintar hasta 5 años después, pero rápidamente encontró su camino en el lenguaje abstracto geométrico, que más tarde evolucionaría en algo mucho más íntimo y personal. Lo que realmente hace único a Degottex es su forma casi mística de entender la pintura, y aunque bebió del budismo zen y del surrealismo de André Masson, creó algo completamente propio. Para él, pintar era vital, y recuerdo una ...
A veces me quedo mirando el tintineo del cursor sobre la página en blanco del Word y me pregunto si todo esto tiene sentido . Sin necesidad ninguna de justificar absolutamente nada. Sinceramente, no es una pregunta que surja de la frustración momentánea, sino de una fatiga continuada que llega cuando piensas los años que llevas empujando una piedra montaña arriba y la piedra, inexorablemente, vuelve a caerse colina abajo...la condena de Sísifo. ¿Por dónde empiezo? Quizás este texto esté desordenado y puede que no sea a lo que os tenga acostumbrados. Sólo son ideas, esbozos, ocurrencias que nacen desde la más profunda ingenuidad. Lo primero que se me viene a la cabeza es el panorama artístico actual, y de pensarlo sólo, ya me da pereza. Es un ecosistema un tanto extraño, casi darwiniano en su crueldad; binario a la par que salvaje. Al principio suele presentarse como un amable e interesante espacio de libertad creativa, donde muchas ideas dispares tienen cabida en lo intelectual, y se c...